Esta pintura debe llamarse propiamente como
Pintura Galante y no como Pintura Rococó, pues este término engloba el contexto
estético en que se encontraba. Los pintores usaron colores claros y delicados y
las formas curvilíneas, decoran las telas con querubines y mitos de amor.
Sus
paisajes con fiestas galantes y pastorales a menudo recogían comidas sobre la
hierba de personajes aristocráticos y aventuras amorosas y cortesanas. Se
recuperaron personajes mitológicos que se entremezclan en las escenas,
dotándolas de sensualidad, alegría y frescura.
El retrato también fue popular entre los pintores rococó, en el
que los personajes son representados con mucha elegancia, basada en la
artificialidad de la vida de palacio y de los ambientes cortesanos, reflejando
una imagen amable de la sociedad en transformación.
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